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Uno de los elementos más destacados del Paseo del Prado es el edificio de la Bolsa de Madrid, un palacio de estilo neoclásico que desde hace más de cien años sirve de centro de contrataciones del mercado bursátil.
Su ubicación es excepcional, a pocos metros de varios puntos de interés turístico de la ciudad. A pocos metros está el Palacio de Cibeles, la Fuente de Neptuno, el Museo del Prado, el Museo Thyssen-Bornemisza o el Monumento a los Caídos por España u Obelisco del Dos de Mayo.
El edificio de la Bolsa de Comercio de Madrid es el resultado de un concurso convocado por la Junta de Obras de la Bolsa de Madrid en 1884. Lo ganó el arquitecto Enrique María Repullés y Vargas presentando un diseño inspirado en el edificio de la Bolsa de Viena. El nuevo palacio, que debía aportar una imagen de dignidad al sistema financiero español, se inauguró en 1893.
La intervención en este proyecto desde Fernandez Molina supone la restauración de fachadas con pintura al silicato de moldurados, protección de zinc en cornisas, limpieza y consolidación de piedra de granito junto con la renovación y nueva distribución de jardín en Plaza de la Lealtad.
Del edificio de la Bolsa de Madrid destaca su adaptación a la forma del solar de la plaza de la Lealtad. Si nos fijamos veremos que su fachada principal de 66 metros forma una curva considerable. La foto que se toma desde el centro de la plaza nos muestra una monumentalidad propia de las capitales Europeas del siglo XIX.
Sobre la escalinata de acceso se levantan seis grandes columnas de fuste estriado de orden corintio. En la parte alta de la fachada encontramos un reloj, cuya maquinaria fue importada desde Estrasburgo. Los cuatro escudos en relieve a sus lados representan el Comercio, la Industria, la Agricultura y la Navegación.